Te escribo recostado en el sillón del escritorio, extrañándote como siempre.
Hoy me encuentro vacía sin saber mucho que hacer por estos días en que no te puedo ver ni leer ni escuchar, siempre es así, a veces creo que la espera me vuelve un poco loca de amor porque extrañarte es lo más bonito y triste que me ha pasado.
Te extraño a pesar de que esto es solo un momento q pasa.
Te extraño porque no puedo mirar tus ojos que me pierden y atrapan.
Te extraño cuando el viento pasa por mí, y creo que son tus manos y tus palaras al oído, el frío esta tarde me envolvió y me recuerda que no estás acá para abrazarme.
Te extraño, siempre te extraño, tus palabras, tus caricias, tus besos, nuestras conversaciones y mis chistes irrepetibles al mundo que te reis de gracia o por qué no crees lo weona que soy.
Te extraño cuando camino por ahí y quisiera ir acompañada con un momento de silencio que nos tomamos en esos ratos, pero sabemos que ahí estamos tomados de la mano.
Te extraño tanto que a veces quisiera no extrañarte, no porque no te quiera sino porque tengo miedo de hacerlo y que tu no lo hagas. Cosas miedos que están y no, supongo normales.
Te extraño…. siempre te extraño.
Pero te quiero aun mas.