Si, si lo analizas es muy fácil:
Sueltas mi mano, das tres pasos y ya estas lejos de mi.
¿Hay algo mas?
No. No a simple vista. No para alguien mas que no sea yo.
Para mi es como esos pequeños dramas del día:
Pienso que ya tienes que regresar, me preparo. Te lo menciono y caminamos, tengo que dejarte a metros de tu paradero y mientras avanzamos voy alimentándome de tu aroma, no lo quiero olvidar, no lo quiero perder ni dejar. A pesar de lo lento que andamos ya hemos llegado: Tengo que despedirme de ti.
Un beso y adiós, así se supone que debería ser... Pero no. Un beso, adiós y otros beso e intento dejarte ir pero aquellos besos dulces me anclan, no quiero que te reten pero no quiero que me dejes. Quiero llevarte a ti y a tus besos en mi mochila a todos lados (aun que eso es iluso y me conformo con tener conmigo un ratito cada día)
Mas besos, te tienes que ir y quiero aun mas. El ultimo y te vas. Tu mochila rojo destaca entre lo gris del resto.
Esos paso que das me duelen y ya, ya estas lejos de mi.
Y cada día es lo mismo, lo único que me gusta es que al lado de los momentos contigo las despedidas se olvidan
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